Josep ya es de la plantilla, y tras estudiar 3 años en la escuela de Hostelería, se incorpora a la cocina en pleno rendimiento. Queremos pensar que inicia la sexta generación.
De mi infancia, recuerdo algunas tardes en que, al salir de la escuela, ayudaba a sofreír los veinte kilos de cebolla que empleábamos para hacer croquetas. El olor de la cebolla tostándose en la caldera de hierro es una de las esencias de mi vida gastronómica, y también profesional.
Esta es nuestra cantera. Empezó en 1856.